La pasta térmica es uno de esos componentes que muchos usuarios subestiman, pero que cumple un rol esencial en el rendimiento y la vida útil del procesador. Su función principal es mejorar la transferencia de calor entre la CPU y el disipador, evitando que se acumule temperatura excesiva. Con el paso del tiempo, esta pasta se seca o pierde efectividad, lo que puede causar sobrecalentamiento, caídas de rendimiento o incluso apagados inesperados. Por eso, saber cómo cambiar la pasta térmica correctamente es una tarea fundamental para todo entusiasta del hardware o cualquiera que quiera mantener su PC en buen estado.
🧊 ¿Qué es la pasta térmica y por qué se cambia?
La pasta térmica (también llamada grasa o compuesto térmico) es una sustancia viscosa que se aplica entre el procesador y el disipador. Su objetivo es rellenar las pequeñas imperfecciones microscópicas que hay entre ambas superficies, mejorando la transferencia del calor.
Con el uso, el calor constante hace que la pasta se seque o se endurezca, perdiendo eficiencia. Cuando eso pasa, la temperatura del CPU empieza a subir más de lo normal. Por lo general, se recomienda reemplazarla cada uno o dos años, aunque puede variar según la calidad del producto y el uso del equipo.
🧰 Materiales necesarios para cambiar la pasta térmica
Antes de empezar, asegurate de tener a mano todo lo necesario. No es una tarea difícil, pero sí requiere algo de cuidado y paciencia. Vas a necesitar:
- Pasta térmica nueva (preferentemente de buena marca, como Arctic MX-4, Noctua NT-H1 o Thermal Grizzly Kryonaut).
- Alcohol isopropílico (al menos 90% de pureza).
- Papel absorbente o paños sin pelusa (también podés usar hisopos).
- Un destornillador adecuado para tu disipador.
- Guantes de látex o nitrilo (opcional, pero recomendable).
- Espátula plástica (algunas pastas la traen incluida, aunque no siempre es necesaria).
🧩 Paso a paso para cambiar la pasta térmica
1. Apagá la PC y desconectá todo
Lo primero es apagar el equipo por completo, desenchufar el cable de corriente y, si es una notebook, retirar la batería si es posible. Esperá unos minutos para que el procesador se enfríe antes de manipularlo.
2. Retirá el disipador
Abrí el gabinete y localizá el disipador de la CPU. Dependiendo del modelo, puede estar sujeto con tornillos o clips. Aflojalos con cuidado, en forma cruzada si son cuatro tornillos, para liberar la presión de manera uniforme.
Una vez suelto, levantá el disipador con suavidad. Si notás que está muy pegado, no lo fuerces: movelo ligeramente de lado a lado hasta que se desprenda. Forzarlo puede arrancar el procesador del socket, algo que conviene evitar a toda costa.
3. Limpieza de la pasta vieja
Con un trozo de papel o un paño sin pelusa, retirá la mayor parte de la pasta vieja tanto del disipador como del procesador. Luego humedecé otro pedazo con alcohol isopropílico y limpiá ambas superficies hasta que queden totalmente limpias y brillantes.
Este paso es clave: cualquier resto de pasta vieja o suciedad puede afectar la conducción térmica. Dejá que todo se seque unos segundos antes de seguir.
4. Aplicación de la nueva pasta térmica
Existen varios métodos para aplicar la pasta, pero el más recomendado para CPUs modernas es el método del punto central. Consiste en colocar una pequeña gota del tamaño de un grano de arroz o una arveja justo en el centro del procesador.
Cuando vuelvas a colocar el disipador, la presión lo extenderá de forma uniforme. Evitá usar demasiado, porque un exceso puede generar el efecto contrario: la pasta actuará como aislante en lugar de conductor.
Otros métodos, como la “línea” o la “cruz”, también funcionan, pero el punto central es el más seguro y universal.
5. Volver a montar el disipador
Ubicá el disipador en su posición original, alineando correctamente los tornillos o clips. Bajalo con cuidado, sin moverlo lateralmente, y fijalo de manera uniforme. Apretá los tornillos en forma cruzada para distribuir la presión de manera equilibrada.
Conectá nuevamente el cable del ventilador del disipador al conector “CPU_FAN” de la placa madre.
6. Encendido y prueba
Cerrá el gabinete, conectá la PC y encendela. Una vez iniciada, controlá las temperaturas con un programa como HWMonitor, Core Temp o MSI Afterburner.
Si hiciste todo correctamente, deberías notar una reducción de temperatura de entre 5 y 15 grados en comparación con la anterior. Si las temperaturas siguen altas, puede que el disipador no esté bien ajustado o que la pasta se haya aplicado de forma incorrecta.
⚠️ Consejos y errores comunes al cambiar la pasta térmica
- No reutilices pasta vieja. Una vez retirada, siempre aplicá una nueva.
- No pongas demasiada cantidad. Un exceso puede derramarse y ensuciar los contactos del socket.
- Usá alcohol isopropílico, no común. El alcohol doméstico deja residuos.
- Evitá tocar el procesador con los dedos. La grasa natural de la piel puede afectar la transferencia térmica.
- Si cambiás de disipador, siempre es necesario colocar pasta nueva, aunque la anterior no tenga mucho tiempo.
🧠 Conclusión
Cambiar la pasta térmica correctamente puede parecer una tarea menor, pero es una de las formas más efectivas de mantener el rendimiento y la salud del procesador. Una buena aplicación mejora la disipación de calor, evita problemas de sobrecalentamiento y prolonga la vida útil del equipo.
Con solo unos minutos de trabajo, podés asegurarte de que tu PC funcione más fresca y silenciosa. Y si sos de los que juegan, editan video o exprimen el procesador al máximo, hacerlo cada cierto tiempo puede marcar la diferencia entre un sistema estable y uno con caídas de rendimiento por temperatura.
En resumen: cambiar la pasta térmica no requiere ser un experto, solo un poco de cuidado y atención a los detalles. Con la práctica, lo vas a hacer como un técnico profesional.
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